Thursday, September 30, 2010

Mi familia gigante y fuerte


Mi familia gigante y fuerte

La Navidad. ¿Es un tiempo fantástico, no? Cuando estaba nevando, y podía ver las luces de Navidad brillar en los techos cuando manejaba, como estrellas poquitas que titilan en varios colores, siempre yo empezaba a sentir el espíritu navideño. Parece que cada año siempre me sorprendía, porque la Navidad siempre excedí mis expectativas.

Mi parte favorita del tiempo de Navidad es la fiesta que siempre tienen con la familia de mi mamá en la noche del 24 de diciembre. La fiesta siempre estaba en la casa de los padres de mi mamá, quienes viven aproximadamente quince minutos lejos de mi casa. Cuando abrían la puerta de su casa, yo siempre abrumaba y saturaba con una selección enorme del ruido y los olores que estaban irradiando de la casa. Después de tropezar con el montón de zapatos y las chaquetas de los niños, andaba a la sala, donde mis tíos miraban fútbol americano con el volumen demasiado alto y mis tías y mi abuela charlaban y se reían y cacareaban sobre los niños y sus equipos de beisbol y el baloncesto. Veinte minutos más tarde, me escapaba e iba al sótano, donde mis primos Chris, Aaron, Nick, y Kyle jugaba a las cartas, rodeada de Dr. Pepper y galletas de Navidad que mí abuelo las hacía. Las galletas son mis favoritos, porque no son demasiadas dulces, y pues yo puedo comer galleta y galleta sin sentirme enfermo.

Jugaban a las cartas hasta que olíamos el jamón y la torta de manzana en el aire. Estos olores son una llamada silenciosa para cenar, y en menos de 30 segundos todas las personas tenían un plato. En la cocina, hay montañas y montañas de comida: el pan que mi abuela siempre la hace, huevos picantes (mis favoritos), una comida italiana que se llama “cappaletti”, que es similar a tortellini, pero en sopa de pollo, y millas y millas de carne. El bistec, chuletas, salchicha de Italia, y, el más importante, el jamón, la comida que es el centro de la cena. Después de rezamos una oración muy corta, la guerra para la comida empezó. Usualmente los adultos permiten los niños más pequeños llenar sus platos antes de tomar su propia comida, pero a veces, si no me siento paciente, lucho por un sitio bueno en la línea. Es inmaduro, sí, pero el olor del jamón me ponía un poco loco, yo creo.

Cuando todos los platos estaban llenos, sentábamos a la mesa más grande del comedor, y charlábamos y disfrutábamos. Para mí, usualmente hablaba más con mis primos Chris y Nick, porque son sólo un año más viejos que yo, y pues tienen aficiones similares, como el fútbol americano y los videojuegos de Playstation 3.

Finalmente, una vez que terminan la cena, los niños corren al árbol de Navidad, porque es una tradición para permitir ellos abran sólo un regalo antes de la mañana de Navidad. Toda la familia se sienten cerca del árbol, las caras de los niños estaban iluminados por las luces de la Navidad; son muy ansiosos y emocionados. En una cuenta a las tres, todos abrían los regalos en el mismo momento, y la casa explotaba con ruido. Todos hablan de sus regalos, y dicen cosas como “le gusta el color” o “¡no puede esperar para usarlo!” por una hora o más, a veces. Pero, una vez que terminaban hablar de los regalos, vuelven a sus propias casas, todas las personas esperan por la mañana siguiente.


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