Thursday, September 30, 2010

Mi casa de luces

En mi familia tenemos muchas costumbres y tradiciones que han sido pasadas de generación a generación. Muchas de ellas han logrado sobrevivir gracias a mis padres y su dedicación a su cultura mexicana. En especial durante la temporada de la Navidad, la magia de la festividad alumbra nuestro hogar como “Times Square” en Nueva York. No necesitamos un arbolito verde con decoraciones rojas, blancas, doradas y plateadas para ver la luz del cariño familiar.
Mi mamá siempre toma el control en su cocina durante los días festivos. ¡Le encanta cocinar! Hace buñuelos de una harina bien preparada; el aceite se calienta sobre la estufa y en cuanto sumerge la masa ¡poof! los buñuelos comienzan a inflarse y huele a frito. Lo más divertido en cuanto se enfrían ¡es bañarlos en canela y azúcar! En cuanto mi papá saca el gran jamón con deliciosa piña del horno mi estómago comienza a gruñir. Las diferentes especies picantes que se han incorporado al rico jamón junto con el dulce jugo de la piña entran por mi nariz.
Para mi familia la Navidad siempre ha sido muy religiosa. Tenemos la tradición de pedir posada en nuestro humilde hogar. Mis familiares peregrinos toman sus hojas de música y les cantan desesperadamente a los demás para que les den un lugar donde dormir. Su canto retumba sobre las paredes delgadas de la pequeña casa de mi abuela. Si te concentras en las letras de su canción, te hace viajar en el tiempo y tienes la viva imagen de José y María buscando un lugar para dormir por la noche. Después de los cantos, mi familia tiene una simple sesión de bendiciones y el encendimiento de las velas sobre el hermoso altar con flores coloridas seguidas por la charla y la convivencia serena. La cera de las velas corren a sus costados asiéndolas llorar; te hace tener un momento de melancolía pero de repente la flama de sus cabecitas te guiñen y no puedes evitar sonreír por la felicidad del momento.
La navidad es mi día feriado preferido. No sólo tengo la oportunidad de estar una gran parte de mi tiempo con mis familiares, pero también es un momento oportuno para aprender de mis raíces ¡al igual que educarme sobre la comida! Quizás lo más importante para mí en esta temporada, es saber que permanecimos otro año unidos como familia y que aunque a veces haya momentos oscuros nuestro hogar de luces sobrevivirá.

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