Wednesday, March 23, 2011

Todos los perros van al cielo


El veterinario estaba golpeando mi cuerpo en todos los lugares, mis piernas querían gritar con cada tacto, y veía a la enfermera con una inyección. Recordé porque odié las visitas al veterinario. Me interesan los olores, pero nada más. Supe porque estaba en el veterinario, pero no estaba yendo sin una lucha…

Todos los días el hombre con el bigote fue la primera persona de mi familia que estaba despierto, y hoy no fue diferente. A la cinco me desperté y caminé con mis cuatros piernas artríticas a mi desayuno.

Cuando estaba terminado con mi desayuno, mi dueño y yo, el hombre con el bigote, empezamos nuestro día con el camino al granero para ver los pollos y caballos. El tomó la delantera y yo caminé lentamente, husmeando el aire y los animales. Los animales del granero supieron mi enfermedad. Estaba perdiendo el pelo de mi cola y otras partes de mi cuerpo. También, más avergonzado, no tuve dominio de las funciones privadas del cuerpo. En el pasado los caballos habían chisteado conmigo, pero ahora ellos solamente me preguntaba como estaba. Es triste cuando todos tus amigos saben que morirás.

Había caminado en el granero cuando vi al hombre con el bigote tomar una manzana. Él no parecía como usual, había algo en sus ojos. No me preocupé mucho sobre mi dueño porque me dio los restos de su manzana. La manzana era una de mis comidas favoritas. El jugo dulce y el gusto fresco del otoño estaba en todos los picos. Me encantaba compartir las manzanas con el hombre con el bigote, era unos de mis pasatiempos favoritos. Cuando terminé la manzana, el hombre con bigote había arrancado el carro y estaba llamando mi nombre.

Usualmente no viajo con él, pero estaba llamando mi nombre, “Lacy, Lacy, ven aquí perro.”

Estaba caminando al carro tan rápido como podía, cuando recordé mi primer viaje en el carro. La primera vez que vi a mi familia y el carro estaba con todos mis hermanos. Mi familia humana escogería cualquier cachorro que quería, pero me escogió. Después de seleccionarme, en la vuelta a su casa, estaba muy curiosa y nerviosa, pero supe que la familia era buena cuando llegamos a la casa y ya tenía juguetes y una cama para mi. En mi casa vieja estaba durmiendo con todos mis hermanos, pero aquí dormía solo. También, había ido al baño en la casa por tres días, cuando me di cuenta que necesitaba ir al baño a fuera de la casa. Era un perro súper inteligente. Fueron los días buenos en mi vida y los niños y el hombre con el bigote, me enseñaron mucho.

El carro arrancaba y yo observé que el hombre con el bigote iba tan serio. El carro pasó nuestro lago y me excité. El lago era el lugar favorito de mi casa. La primera vez que yo lo vi, quería nadar. Un instinto interior me dijo como nadar. No necesitaba creer sobre que hacer con mis piernas, era un instinto. Fui una nadadora maravillosa. El hombre con el bigote o el niño, me tiraban un juguete en el agua, y yo lo recogía en no tiempo. Me divertía nadar y perseguir los patos. Un día, protegí mi familia de un oposum en el lago. El oposum estaba cerca del árbol y yo no quería que el le hiciera daño a mi familia. Era una lucha entre yo y él, y yo gané. Cuando era cachorra, fui una guerrera.

En las semanas pasadas supe que este día estaba viniendo, pero no sabía que era hoy. Había dolor en lugares de mi cuerpo que nunca había sentido. Y cuando vi que estaba perdiendo pelo, supe que algo estaba mal conmigo. El hombre con el bigote, la mujer y niños fueron muy cariñosos y comprensivos. Entendieron que yo no quería vivir con el dolor. Estaba durmiendo en los cuartos de los niños con mi enfermedad; él hombre con el bigote no me hizo dormir en el garaje. Es difícil comprender que estaba muriendo, pero hoy en un lugar mejor.

Las palabras finales del hombre con el bigote fueron, “Lacy, yo se que tu sientes mucho dolor. Eso no es vida para un perro. Especialmente un perro como tú. No quiero que te sufras más, entonces creo que es tiempo. Te amo, y te veo en el futuro. Siempre vas a ser mi perro. Adiós. Ve con el doctor ahora.”

Yo caminé con el veterinario en la sala. Una vez más doblé mi cabeza y vi a mi dueño. El fue un hombre bueno y entendió mis sentimientos. Yo regresé con el veterinario y estaba listo. Supe que todos los perros iban al cielo. La vida es preciosa, y la vida que yo viví fue una vida que otros perros esperarían tener.

2 comments:

  1. Este narracion fue muy interesante. Me gusta el punto de vista del perro. Buen trabajo!

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  2. Sniff... Sniff!!! Se me arrugó el corazón! Buena historia!

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