Tuesday, March 22, 2011


Me senté en la silla fuerte en mi comedor, miraba a la computadora frente a mí. No pudé pensar en algo que escribir para guardar mi vida. Mi mente estaba vacía e ideas no brillantes o creativas vinieron a mí. Pero, esto era muy importante, algo que deseaba más de lo que había deseado algo antes. Trataba de escribir un discurso para la graduación. Así, me senté y esperé para algo.

Esperé por un tiempo largo. Nada sonó bastante bien. No era lo que deseaba, no me gustaba el sonido de mis palabras, no era suficiente. Incliné la cabeza átras y respiré. Tenía que recordarme que mi tarea no era fácil; pero si la deseaba, podría hacerla.

Empecé a escribir a máquina finalmente. Lentamente pero sin duda las palabras me vinieron. La página en frente de mí empezaba a llenarse. Por último mis pensamientos tomaban formas, y, sorprendentemente, me gustó como sonó. Las palabras, transiciones, y significados sinceros fluían. Entonces, después de dos horas y dos revisiones, tenía un ensayo del estaba orgulloso.

Todo empezó con un premio. Había ganado el Premio de Pax Christi, el premio más prestigioso que un estudiante de Santo Tomas de Aquino podría ganar. El premio está dado a los estudiantes de cada clase que muestran los cualidades morales, académicas, y de amistad hacia todos. Fue un honor cuando recibí este premio y estaba muy orgulloso. Mis padres y hermanos estaban orgulloso también, pero no se comparaba a lo que sentía.

Treinta estudiantes en mi clase fueron seleccionado para el Premio de Pax Christi. De esto grupo algunos eran mis mejores compañeros, a otros no los conocía bien. Pero, entonces, todos se hicieron competidores porque una de las posibilidades para los recipientes de este premio era la oportunidad de dar uno de los tres discursos en la graduación.

Todos los recipientes del premio se inscribieron para dar un discurso pero, por supuesto, sólo tres estudiantes podrían darlo. Al ser escogido, cada uno de nosotros teníamos que dar al presidente y director de Santo Tomas de Aquino. Esto fue un gran obstáculo. Nuestros presidente y director eran personas agradables y justas, pero siempre estuvieron a distancia con los estudiantes. Nunca había hablado con ellos uno en uno, y ¡aquí estuvieron todos en el mismo lugar!

Estuve en la oficina a las once y media. Me senté en una mesa larga y el preisdente y la directora se sentaron al lado contrario (por supuesto). Di mi ensayo en tres minutos, pero parecía como un eternidad. Estaba tan nervioso que estaba seguro que cometería un error. Miré arriba, parpadeé, dije gracias al hombre y mujer detrás de la mesa y salí a aguadar mi destino.

Esperé y esperé y esperé. Finalmente, sonó mi telephono.

  • Hola?
  • Hola. Comó podría ayudarlo a Ud.?
  • Esta es Dra. Heidlege. Llamo a informarte que darás uno de los discursos de graduación. ¡Felicitaciones!

Estaba extático. ¡Lo había hecho! ¡Mi trabajo duro saldó y mi sueño se había realizado!

Después de una revisión, dos sesiones de práctica y ocho días, graduación estaba aquí. El resto de mis compañeros de clase estaban emocionados de graduarse, pero yo no podía esperar a dar mi discurso. Es verdad que estaba un poco nervioso, pero estaba tan seguro que había escrito un discurso fenomenal que estaba listo. Nada podría fallar.

Subí las escaleras y andé al podio. Daba el discurso introductorio. Miré arriba a las caras de mis compañeros y todas las familias, parientes y amigos en la multitud. Tres mil personas y todos los ojos en mí. Fue un momento de humilidad que nunca olvidaré. Respiré hondo, sonreí y comencé.

Es imposible olvidarme del sentimiento de logro que tenía cuando tres mil personas me aplaudían por un trabajo sobresaliente y los pulgares arriba de mis hermanos. Es el material de campeones y es algo que puedo estar orgulloso para el resto de mi vida.

Después de mi discurso, mientras me sentaba y miraba a todos mis compañeros recibieron premios, me di cuenta de algo. Pensaba en mi discurso. Lo clavé. Era el logro más grande de mi vida hasta este punto. Pero era más que un logro. Para mí, significó más.

Escribí de los últimos cuatro años, los tiempos buenos, malos y todo en medio, las sonrisas, las lágrimas y la ayuda de Dios. Como una clase, habíamos estado juntos como un grupo unido. A travez de mi discurso, reviví estos tiempos. Pensé de mis tiempos buenos y malos, mis campeonatos, mis mejores amigos y mis sonrisas y lágrimas, y me cuenta que había vivido mis últimos cuatro años en la mejor manera posible. Fueron años de los que siempre estaré orgulloso y nunca los devolvería.

2 comments:

  1. Me gusta el lenguaje en esta narracion. Las escenas son muy claras y las descripciones son muy interesantes. Tambien la conclusion fue perfecta para esta narracion.

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  2. No hay nada como la secundaria!!! Muy buena narración :0)

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